El pasado viernes 15 de marzo, Maniquí Teatre y la Escuela Municipal de Teatro vivieron una jornada teatral que marcó un antes y un después en nuestra apreciación del arte escénico. Nos dirigimos al teatro Arniches para presenciar «Bruno el Musical», una obra que ha cautivado a audiencias con su honestidad y profundidad emocional. Con una propuesta en valenciano, este musical se presenta como un espejo de realidades ocultas, mostrando la vida de Bruno, un alumno ejemplar cuya vida perfecta es solo una fachada que esconde su verdadero refugio: el cuarto de baño del instituto.
La elección de este musical no fue casualidad. Víctor Lucas, el director de «Bruno el Musical», es un nombre bien conocido para nosotros, ya que fue profesor en nuestro VIT23, el curso intensivo de teatro ofrecido por la Escuela Municipal de Teatro de Sant Joan. Su vinculación con la escuela y su reconocida trayectoria en las artes escénicas hizo que esta salida al teatro fuera aún más especial.
La experiencia fue, en pocas palabras, muy buena. Participantes de diferentes talleres de nuestra escuela, incluyendo jóvenes, adultos, el laboratorio e incluso algunos estudiantes de primaria, salieron del teatro no solo contentos, sino también inspirados. La obra les ofreció una nueva perspectiva sobre la importancia de entender y enfrentar las realidades sociales que a menudo se ocultan detrás de las apariencias.
«Bruno el Musical» es una poderosa recordación de que el teatro sigue siendo una herramienta esencial para el diálogo social, capaz de abrir corazones y mentes a realidades menos visibles pero igualmente importantes de nuestra sociedad. A través de esta experiencia compartida, Maniquí Teatre y la Escuela Municipal de Teatro refuerzan su compromiso con la exploración de las artes escénicas como medio de educación, inspiración y cambio.
Nos llevamos de «Bruno el Musical» no solo una lección de vida, sino también un recordatorio de la capacidad del teatro para conectarnos con historias profundamente humanas y universales. Una noche inolvidable que, sin duda, dejará una huella imborrable en todos los que tuvimos la fortuna de estar allí.